Cómo hacer las paces con la idea de que nunca lo harás todo
El sentimiento de no tener suficiente tiempo para hacer todo lo que queremos está muy extendido. Si a menudo sientes que no hay suficiente tiempo en el día, que tu lista de tareas nunca se acaba y que siempre estás luchando por ponerte al día, esta newsletter es para ti. Solemos pensar que con el sistema de productividad perfecto o trabajando un poco más duro, lograremos esa sensación de control absoluto sobre nuestro tiempo. Pero, ¿y si te dijera que esa sensación de "falta de tiempo" no es un problema a resolver, sino una realidad a aceptar?
Esa es la premisa central del libro “Meditaciones para mortales” de Oliver Burkeman, un libro que nos ayuda a replantearnos nuestra relación con el tiempo y la productividad. En esta newsletter, veremos tres ideas clave de este libro que pueden cambiar tu forma de ver el tiempo y ayudarte a vivir con más tranquilidad y satisfacción.
Lecciones del libro
1. Nunca estarás al día con todo (y eso está bien)
Uno de los conceptos más liberadores del libro es que nunca terminaremos todo lo que queremos hacer. Siempre habrá más cosas en nuestra lista de tareas pendientes, más cosas que podríamos haber hecho. El problema no es que no seamos lo suficientemente productivos, sino que simplemente hay más cosas por hacer de las que podemos gestionar en una sola vida humana.
Burkeman nos invita a aceptar esta realidad en lugar de luchar contra ella. En lugar de buscar constantemente "ponernos al día", podemos enfocarnos en lo que realmente importa y dejar de lado el estrés de intentar hacerlo todo. Al aceptar que es imposible hacer absolutamente todo, podemos relajarnos y disfrutar más del proceso.
2. No tienes que hacer nada, solo asumir las consecuencias
En la vida, rara vez estamos obligados a hacer algo en el sentido literal de la palabra. No tenemos que cumplir con un plazo, contestar un correo, quedarnos en un trabajo o seguir en una relación. La realidad es que podemos hacer lo que queramos, siempre que estemos dispuestos a enfrentar las consecuencias.
Esta perspectiva nos devuelve el poder de elección. No es que "no podamos" hacer algo, sino que elegimos no hacerlo porque no queremos pagar el precio de esa decisión. Si quieres renunciar a tu trabajo, puedes hacerlo; solo necesitas estar preparado para enfrentar los desafíos financieros y sociales que eso implica. Si quieres dedicar más tiempo a un proyecto creativo, puedes hacerlo; solo necesitas aceptar que quizás no tendrás un hogar perfectamente ordenado.
Reconocer esta realidad nos ayuda a tomar decisiones más conscientes y a dejar de engañarnos con la idea de que estamos atrapados sin opciones.
3. Los problemas nunca desaparecerán
Una de las trampas mentales en las que caemos es creer que en algún momento de nuestra vida llegaremos a un estado “libre de problemas”. Pensamos que cuando logremos cierto éxito, tengamos estabilidad financiera o encontremos la rutina perfecta, los problemas desaparecerán. Pero la realidad es que la vida es una sucesión interminable de desafíos.
Como señala el autor, cada vez que resolvemos un problema, simplemente lo reemplazamos por otro. Si trabajas en un empleo que no te gusta, podrías pensar que la solución es emprender tu propio negocio. Pero cuando lo hagas, cambiarás los problemas de un empleo tradicional por los problemas de ser emprendedor. Siempre habrá dificultades, y no pasa nada.
Si lo piensas, en última instancia, los problemas hacen la vida interesante y significativa. De hecho, muchos de nuestros pasatiempos favoritos —como los juegos de mesa, los deportes o los acertijos— son básicamente problemas que elegimos resolver por diversión.
Si te interesa este tema, te recomiendo “Meditaciones para mortales” de Oliver Burkeman. Puede ayudarte a cambiar la forma en que entiendes el tiempo y a vivir con más tranquilidad.