Cómo sobrevivir al trabajo en la era de la hipercomunicación
Si sientes que estás constantemente ocupado pero poco orgulloso de lo que logras, no estás solo. Cada día se envían más de 333 mil millones de correos electrónicos en todo el mundo. Eso significa que, cada segundo, casi 4 millones de veces suena el ding de un email. Y el correo es solo una de las muchas fuentes de distracción que nos bombardean sin parar en el trabajo: ahora suma redes sociales, notificaciones de Slack, mensajes de WhatsApp y un sinfín de anuncios digitales y físicos.
Con tantas interrupciones, es un milagro que logremos hacer algo significativo. Eso es lo que explora Cal Newport en su nuevo libro Slow Productivity. Newport es profesor en Georgetown y el autor de Minimalismo Digital (y otros libros que ya hemos resumido en esta newsletter). Lleva más de 15 años estudiando la concentración. Vamos a verlo en tres lecciones clave:
1. Reduce tus compromisos
¿Alguna vez has sentido que pasas más tiempo organizando el trabajo que haciéndolo? A esto se le llama pseudo-productividad, donde parecemos siempre ocupados pero no logramos cosas importantes.
La solución de Newport: haz menos. Reduce la cantidad de tareas a las que te comprometes y así podrás enfocarte en las que realmente importan. Esto aplica a:
Tus misiones: Grandes objetivos a largo plazo.
Tus proyectos: Pasos intermedios para cumplir esas misiones.
Tus tareas diarias: Lo que decides hacer hoy.
Además, automatiza tareas repetitivas y agrupa interacciones en bloques de tiempo para evitar fragmentar tu jornada laboral, es decir: divide tu trabajo en bloques de, por ejemplo, tres horas, dedicados a un solo tipo de actividad. Otro truco que da el autor: sincroniza en tiempo real con tu compañero de trabajo, en lugar de intercambiar 20 correos.
2. Tus grandes metas merecen tiempo
Lin-Manuel Miranda tardó 8 años en llevar el famoso musical In the Heights a Broadway. ¿Te imaginas haberlo lanzado antes de que estuviera listo? Es muy poco probable que hubiera tenido el mismo éxito. Lo mismo aplica a cualquier proyecto importante que lleves tú: necesita madurar.
Planifica a 5 años, no a 5 meses.
Duplica los tiempos que crees que necesitas.
No te castigues si avanzas más lento de lo esperado.
Debemos reaprender que no todo el tiempo necesita ser hiperproductivo; la creatividad y la calidad florecen cuando permites que el trabajo avance a su propio ritmo.
3. Obsesiónate con la calidad
Steve Jobs redujo el catálogo de Apple para enfocarse en hacer pocos productos, pero todos excepcionales. El resultado: una de las empresas más valiosas del mundo. La clave de su éxito: apostar por la calidad sobre la cantidad.
Para aplicar esto en tu vida:
Desarrolla tu sentido del gusto y criterio creativo estudiando ejemplos de calidad en tu trabajo.
Rodéate de personas que eleven tus estándares.
Apuesta por tu trabajo, aunque signifique rechazar oportunidades fáciles.
La excelencia no llega por accidente. Llega cuando te comprometes con hacer menos, trabajar con calma y enfocarte en la calidad.
¿Cómo aplicar Slow Productivity en tu vida?
Si te sientes atrapado en la vorágine de la productividad sin propósito, prueba con estos principios:
✔️ Elimina compromisos innecesarios.
✔️ Da más tiempo a lo importante.
✔️ Produce con calidad, no con prisa.
Menos, mejor y más despacio.
El libro está lleno de ejemplos prácticos y, si estáis sufriendo de pseudo-productividad, os recomiendo mucho leerlo para profundizar. Os dejo el link aquí.