Cómo sobrevivir (y educar hijos) en la era digital

He comenzado el año con un libro fantástico: The Anxious Generation” (La Generación Ansiosa) de Jonathan Haidt. Trata de cómo nos afectan las redes sociales/tecnologías, especialmente cuando estamos en la etapa de la adolescencia. Muy recomendable para cualquiera, pero especialmente si sabes que pasas demasiado tiempo con el teléfono, o si planeas educar niños. Os comparto tres lecciones del libro, pero no os perdáis el libro completo: los ejemplos son muy buenos.

Lección 1: Nuestra salud mental está en peligro por 4 daños fundamentales

Desde 2010, las empresas tecnológicas han aprendido a explotar la atención los niños y adolescentes con fines de lucro. Según Haidt, la infancia es un aprendizaje para desarrollar las habilidades necesarias para el éxito en la vida, y millones de niños ahora tienen dificultades para adquirirlas porque viven en sus teléfonos, en lugar de en la realidad.

Nuestras interacciones con otras personas en el mundo real tienen 4 características esenciales:

  1. Se basan en el lenguaje corporal.

  2. Ocurren en sincronía con los demás.

  3. La comunicación es secuencial (una detrás de otra) y con un número limitado de personas.

  4. Se desarrollan en comunidades con altas barreras de entrada y salida.

Nada de esto se cumple en las interacciones en línea, lo que causa que los niños no aprendan bien a relacionarse con los demás. Haidt identifica 4 daños fundamentales derivados de una infancia basada en el teléfono:

  • Privación social: Desde 2012, el tiempo que los niños y adolescentes pasan con amigos cara a cara ha disminuido en un 50%, y la pandemia lo empeoró.

  • Privación del sueño: La falta de sueño conduce a depresión, ansiedad, irritabilidad, déficits cognitivos, dificultades de aprendizaje y peores notas. Los estudios han demostrado que el uso de pantallas antes de dormir empeoran nuestro descanso.

  • Fragmentación de la atención: Las notificaciones constantes deterioran gravemente nuestra capacidad de concentración, ya que nos interrumpen cuando queremos concentrarnos.

  • Adicción: Muchos niños usan sus teléfonos como máquinas tragamonedas de dopamina, siempre buscando el próximo “subidón” de la hormona, y las grandes tecnológicas diseñan sus apps para fomentar este ciclo.

Lección 2: Con 4 reformas clave, podríamos mejorar la situación

En la segunda mitad del libro, Haidt analiza qué pueden hacer los gobiernos, las escuelas y los padres para garantizar una infancia saludable. Propone 4 acciones para combatir los 4 daños anteriores:

  1. No a teléfonos inteligentes antes de la secundaria: Los niños deberían tener solo teléfonos básicos para llamadas y mensajes hasta los 14 años.

  2. No a redes sociales hasta los 16: La exposición de los preadolescentes a contenido algorítmico y comparaciones con influencers puede afectar permanentemente su autoestima.

  3. Escuelas libres de teléfonos: No solo prohibir los teléfonos en clase, sino obligar a los alumnos a guardarlos por completo en taquillas exteriores. Según el autor, es la única forma de liberar su atención para sus profesores, pero también para sus compañeros en los descansos. Es muy triste ver a los adolescentes con el móvil en el pasillo, sin hablar ni bromear.

  4. Más juego libre y autonomía infantil: Para permitir que los niños desarrollen habilidades sociales, superen la ansiedad y se conviertan en adultos autosuficientes, debemos darles espacio para experimentar, fallar y aprender. Esto implica asignarles responsabilidades, dejarlos ir solos a sitios, y animarlos a jugar con otros niños sin supervisión adulta constante.

“Así como el sistema inmunológico necesita exponerse a gérmenes y los árboles al viento, los niños deben enfrentar fracasos y desafíos para desarrollar fortaleza y autonomía” - Jonathan Haidt.

Lección 3: Seis prácticas para restaurar la salud mental

Haidt también propone 6 prácticas que pueden ayudarnos a salir de este bucle.

  1. Haz actividades con otros, en persona: Las actividades comunes, especialmente si son “espirituales” de algún tipo - religiosas, deportes de equipo, conciertos… nos llenan de verdadera conexión con los demás.

  2. Quietud y silencio: Puede ser a través de la meditación o cualquier otra práctica que fomente la calma.

  3. Naturaleza: Pasa tiempo al aire libre. Pocas cosas nos conectan más con el mundo real que la naturaleza.

  4. No uses el móvil en el transporte: Ni estés siempre mirando el móvil cuando estés en el metro o tren, ni vayas siempre escuchando algo en el coche. Date tiempo de silencio, para pensar, divagar, reflexionar…

  5. Menos juicio, más perdón: Contra la cultura de la cancelación, perdona rápido a los demás.

  6. Lee textos filosóficos o participa en tu religión, si tienes: La espiritualidad es una gran aliada.

Os dejo aquí el link del libro, que está lleno de historias, ejemplos y detalles fantásticos.

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