Belén Fortes

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Cómo alcanzar la perfección moral

Seguramente todos conocéis a Benjamin Franklin como uno de los padres fundadores de EE. UU. Quizás también sepáis que era periodista y que inventó objetos como el pararrayos.

Pero lo que vengo a contaros hoy es que B. Franklin se puso a sí mismo un objetivo cuando era joven, llegar a la “perfección moral”:

“Deseaba vivir sin cometer jamás una falta, y vencer todas aquellas a que pudiesen arrastrarme una inclinación natural, la costumbre o la sociedad. Como sabía, o creía saber, lo que era bueno y lo que era malo, no veía por qué no había de poder hacer ‘siempre’ lo uno y evitar lo otro.”

El libro del hombre de bien” me encanta y creo que debería leerlo todo el mundo, aunque sea cierto que es difícil de entender (está escrito de manera muy formal, y es antiguo). Pero sí quería enseñaros los 13 principios por los que se rige su “Plan de mejora moral”, que debería tener todo hombre de bien:

  • 1. Templanza. Ni comer ni beber en exceso.

  • 2. Silencio. Solo decir lo que pueda beneficiar a otros o a ti mismo, piensa bien lo que dices. Evita las conversaciones insignificantes.

  • 3. Orden. Cada cosa tiene su sitio, y cada asunto tiene su momento.

  • 4. Determinación. Hacer las cosas que hay que hacer, y hacerlas bien.

  • 5. Frugalidad. Gastar solo en lo que traiga un bien para nosotros o para los demás. No desperdiciar.

  • 6. Diligencia. No perder el tiempo, ocuparse siempre en alguna cosa útil. No hacer cosas innecesarias.

  • 7. Sinceridad. No engañar, pensar inocente y justamente y, si dices algo, que sea coherente con lo que piensas y haces.

  • 8. Justicia. No hacer mal a nadie, ya sea con mentiras o no haciendo lo que debes.

  • 9. Moderación. Evitar los extremos, no cometer venganzas aunque creas que lo merecen.

  • 10. Limpieza. Ser limpios en cuerpo, ropa y casa.

  • 11. Tranquilidad. No molestarse por nimiedades, cosas comunes e inevitables.

  • 12. Castidad. Usar el amor con comedimiento para no caer en la estupidez, ni comprometer tu conciencia, paz o reputación.

  • 13. Humildad. Imitar a Jesucristo y a Sócrates.

Lo que hizo él, una vez escogidos sus 13 principios, era dedicar cada semana a cumplir uno de ellos, hasta llegar a los 13, y repetir de nuevo. De esa manera, cada año practicaba 4 veces todas las virtudes. Admirable, ¿no?

Como nota personal, decir que una cosa que me gusta mucho del libro es la siguiente:

“Me prescribí abstenerme de toda expresión que denotase un modo de pensar fijo y decisivo, como “ciertamente”, “ sin duda alguna”, etc, y adopte en su lugar, “presumo” , “imagino”, “me parece que tal cosa es así”, o bien “por ahora esto me parece así”. Cuando alguno adelantaba una proposición que me parecía errónea, me privaba del placer de contradecirle duramente y manifestar en el acto lo absurdo de sus palabras.”

De esa manera (evitando las opiniones fuertes), tenía menos problemas cuando debatía con la gente. No era humillante si luego cambiaba de opinión porque se equivocaba, y los demás admitían sus errores más fácilmente. A esta costumbre le daba el crédito que consiguió políticamente, su influencia y su respetabilidad.

Os dejo el link al libro en físico, también podéis encontrarlo gratis en internet (no tienen copyright), aunque merece ser leído en papel.