Belén Fortes

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Cómo ralentizar el tiempo

Todos hemos vivido de primera mano la subjetividad del tiempo. Meses que se pasan volando, veranos que se hacen eternos, viajes que parecen una vida aparte, o semanas donde no recuerdas nada de lo que ha pasado. ¿De qué depende que nuestra percepción del tiempo sea más o menos rápida? ¿Podemos conseguir que sintamos que el tiempo pase más lento en nuestra vida, para saborearla y disfrutarla? De eso va la newsletter de hoy.

Los tres aspectos clave

  • La distorsión del tiempo: en el estudio “Cómo el tiempo vuela: un estudio de paracaidistas novatos” se analizó cómo percibían el tiempo personas que iban a hacer paracaidismo por primera vez. Se descubrió que los que estaban más asustados sentían que el tiempo iba más lento que los que estaban excitados. Esto demuestra que la percepción del tiempo es subjetiva. Uno de los elementos que afectan a la distorsión del tiempo, por tanto, son las emociones fuertes: cuando te sientes muy feliz o muy excitado, el tiempo pasa más rápido, pero cuando sientes miedo o aburrimiento, pasa más lento. De hecho, cuando estamos en “estado de flow”, ni siquiera vemos el tiempo pasar. En otro estudio de 500 personas de diferentes edades, los investigadores preguntaron cómo de rápido se les habían pasado los últimos 10 años (podían elegir entre -2x y +2x) para analizar la influencia de la edad en esa percepción. Este es el resultado:

  • En resumen, la percepción de que el tiempo pasa más rápido aumenta con la edad, al menos hasta los 50 años. Esto puede estar influido por muchos factores, y uno de ellos el dejar de aprender cosas nuevas.

  • La paradoja de las vacaciones: en el libro “Time Warped: Unlocking the Mysteries of Time Perception” de la psicóloga Claudia Hammond, la autora explica una paradoja en la diferencia de percepción cuando estás viviendo algo vs. cuando lo estás recordando. Por ejemplo, unas vacaciones en el momento se te pueden pasar rápido, pero cuando llegas a casa te parece que hace mucho que te fuiste. Y esta paradoja está causada por el número de recuerdos creados: periodos de tiempo sin novedades pasan muy lentamente cuando los estamos viviendo, pero cuando miras atrás sientes que han pasado volando (porque no has creado recuerdos nuevos), mientras que periodos de tiempo llenos de experiencias se te pasan rápidamente cuando los vives, pero los recuerdas largos cuando miras atrás (porque has creado muchos recuerdos nuevos). Esto se une al porqué nos parece que el tiempo pasa más rápido cuando nos hacemos mayores: creamos menos recuerdos novedosos (mismo trabajo, misma rutina…). Básicamente, si queremos sentir que el tiempo no está pasando demasiado rápido, hay que encontrar un balance entre estas dos percepciones del tiempo.

  • Tres maneras de crear más recuerdos para expandir tu tiempo:

    • Anclas de novedad: salir de la rutina y buscar la novedad. Por ejemplo, puedes acostumbrarte a probar un nuevo hobby cada año (aprender un instrumento, idioma, arte, baile…), forzarte a buscar calles nuevas en tu paseo diario, probar un sitio nuevo cuando salgas a comer o tomar un café…

    • Anclas de reflexión: la mayoría de los momentos de nuestra vida diaria son olvidados casi inmediatamente. Para prevenir esto, ayuda reflexionar sobre lo que estamos viviendo. Por ejemplo, escribir en un diario ayuda a revivir los eventos del día, y además puedes releer lo que estabas pensando hace años, haciéndote consciente del paso del tiempo. Hacer más fotos a tus experiencias es una solución similar.

    • Anclas de mindfulness: se ha encontrado que la gente que medita a diario siente que el tiempo pasa más lento. El mindfulness ayuda a la creación de recuerdos porque eres completamente consciente de tu cuerpo y tus pensamientos. El mindfulness también se puede trabajar de otras maneras, como saliendo a pasear sin el móvil o haciendo yoga.